La Máquina Teatro celebra 15 años de trayectoria recordando el estallido social de Aysén con el estreno de Chaleco Rojo
Cristián Ruiz (Yo Manuel, Las dimensiones del tiempo, Entre-crónicas) destacado dramaturgo-director de su generación y referente en la escena teatral nacional , a la cabeza de la compañía La Máquina Teatro estrena su obra Chaleco Rojo, segunda entrega de la trilogía dramatúrgica Insurrección, que se contextualiza en el movimiento social de los pescadores en Aysén el 2012, con funciones desde el 12 de julio hasta el 04 de agosto en el Teatro del Puente.
La historia transcurre en medio de dos líneas paralelas; la hija de un pescador que participa activamente del levantamiento patagón resulta fatalmente herida por una cabo de Fuerzas Especiales, y mientras la pequeña se despide de la vida que no vivirá, asistimos a la revelación de un espiral de relaciones de abuso de poder en el escalafón de carabineros.
Ruiz señala: “Siendo testigos del reciente levantamiento Chilote, recordando el impactante caso de Rodrigo Avilés y considerando la nula comprensión por parte de la clase política ante el descontento social actual, como colectivo artístico nos parece urgente desplegar una dramaturgia que tensione sensiblemente el choque de estos motivos en conflicto en una puesta en escena enmarcada dentro de una delicada poética visual minimalista.”
El equipo creativo lo conforman Marcia Pavez (Heterofobia), Sebastián Zeballos (Perdiendo la batalla del ebr(i)o), Victoria De Gregorio (Atacama), Félix Venegas (Perdiendo la batalla del ebr(i)o), asistencia de dirección de Marcela Barra (Yo Manuel) y en la producción Carlos Rosas (El Contrabajo).
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JOSE MANSILLA CONTRERAS
Chaleco Rojo.
José Mansilla Contreras
Hace unos días en Santiago, tuve la oportunidad de ver una obra de teatro, que puso en escena la Compañía la Mákina. Jóvenes actores que desde el tema del Movimiento Social de Aisén, construyen una ficción que acontece en el mismo Puerto Aisén y que afecta la muerte de una niña de ocho años, en una disparo perpetrado por una policía.
El argumento se complejiza, pues existen relaciones afectivas que incluyen a dos carabineros que son sus colegas y que por distintos caminos requieren de su interés amoroso. Tanto la muerte misteriosa de uno de ellos, como la imposible resolución de la muerte de la pequeña dama, quedan en la nebulosa, pues en un mar de burocracia, lo único que queda es una explicación mecánica de que la Institución se ha preocupado de la familia de la niña: “en todo momento”.
La obra buscar exponer cómo los conflictos en determinadas condiciones no se resuelvan, sino que se pierden en los intersticios del olvido o la omisión. Tema al que hemos estado acostumbrado en las últimas décadas en Chile: la omisión y el silencio, no han permitido resolver circunstancias dolorosas e injustas para un país que no termina de cerrar sus heridas. O bien, se articulan ciertos discursos como verdades, pero que dejan al descubierto prácticas reñidas con la honestidad y la ética. Pareciera que es mejor mentir sin asomo de nerviosismo, frente a las cámaras y los micrófonos. De algún, se tiene la sensación que existen reconocimientos privados sobre algunos hechos y negaciones a todo pulmón en el espacio público.
Mientras, la niña, deja traslucir en diálogos elocuentes, su proceso de muerte, donde las oportunidades de vida que ya no tendrá, viajan en su imaginación en un desarrollo como adulta y también en su vejez. Se trata de “balas locas” como en forma eufemística se denomina, como si tal dispositivo, tuviera vida propia y no hubiera sido disparado por una persona de carne y hueso, y que con una emocionalidad distorsionada ha coartado abruptamente la vida de otro ser humano.
La obra Chaleco Rojo, es la confirmación de las negaciones que ofrece la sociedad, gatilladas a través de la violencia, en que no importa el respeto por las personas, sino, lo servil y funcional en que se pueden convertir las personas en obediencia a una institución o en representación de creencias de diversa índole. En este sentido, quedan en el camino, aquellos que por ventura osaron cruzarse en las contradicciones y tensiones de sistemas humanos, que, todavía hoy, consideran que barriendo la diversidad se alcanza la llamada paz social y por ende, los conflictos pueden enterrarse en forma definitiva, aunque ya sabemos, que todo vuelve a emerger, así pasen miles de años.